A pocas semanas del Día Mundial de la Naturaleza, la necesidad de sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de garantizar el bienestar de las generaciones presentes y futuras en armonía con un medio ambiente limpio y sano es, nos guste o no, cada vez más urgente.
Hoy en día, al oír hablar de contaminación todos sabemos a qué nos referimos, ya sea contaminación del agua, del suelo o del aire. Aun así, hay otro tipo de introducción de sustancias nocivas en el medio ambiente que causa daños irreversibles a la salud humana y a la naturaleza y del que se habla menos, es decir la contaminación acústica.
Al igual que ocurre con el aire que respiramos, también lo que oímos afecta a nuestro estado psicofísico. De hecho, una exposición prolongada no sólo puede tener consecuencias perjudiciales para los seres humanos, sino también para la fauna y el medio ambiente que nos rodea.
Su origen puede ser de naturaleza completamente distinta: actividades industriales, comerciales y artesanales, fenómenos meteorológicos extremos y tráfico ferroviario, de vehículos y aéreo. Más concretamente, consiste en la introducción en el medio ambiente de sonidos superiores en decibelios a los que éste y las especies que lo habitan pueden aguantar.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), esta exposición ocasiona 12.000 muertes prematuras al año y es responsable de 48.000 nuevos casos de cardiopatía isquémica en Europa. Por no mencionar los numerosos animales, como los pájaros cantores, cuya capacidad de comunicación y reproducción se ven gravemente amenazadas por el ruido del tráfico rodado, que a menudo les fuerza a huir de sus hábitats.
¿Cómo reducir la contaminación acústica? El uso de materiales fonoabsorbentes es una solución, así como la instalación de cristales laminados y marcos de ventana herméticos.
En definitiva, unas sencillas precauciones que pueden ser decisivas. La naturaleza es un bien precioso que debemos proteger constantemente. Todos estamos llamados a contribuir a preservar la belleza de nuestro Planeta. Ahora o jamás.